(ANS – Goma) – La situación en la provincia de Norte Kivu en el nordeste de la República Democrática del Congo sigue siendo tensa y produce una terrible violencia. La ciudad de Goma, no ha sido hasta ahora implicada en los combates, pero recibe constantemente nuevos refugiados que huyen de las violencias.
Un triste ejemplo de la injusticia de esta guerra se produjo hace unos días en el centro Don Bosco Ngangi en Goma, cuando el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) ha traído dos niños acompañados por su padre.
Los tres vivían con el resto de su familia – su madre y dos hermanos – en Ufamando Biriko, en una zona aún campo de batalla entre las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda y el movimiento “Raia Mutomboki”. Mientras estaban en su casa, oyeron disparos al aire. El padre salió a investigar, pero después de unos minutos el hombre escuchó disparos detrás de él y corrió a su casa. Cuando llegó el edificio estaba en llamas, su esposa y dos de sus hijos estaban en el suelo, muertos. Los otros dos hijos estaban a salvo, pero heridos y en estado de shock, después de haber sido testigo de la masacre de sus seres queridos y ser salvados por pura casualidad.
La Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de la República Democrática del Congo (MONUSCO) ha recuperado a los tres supervivientes y los ha llevado al hospital Ndosho en Goma. En el hospital fueron atendidos, pero no siendo capaces de ir a casa por los combates en curso, fueron presentados por el CICR al Centro Don Bosco.
La situación de conflicto en el país vierte sus consecuencias también en Goma y agrava la situación de la ciudad. En las afueras de la ciudad se han formado nuevos campos de refugiados, regulares y normales. En uno de ellos los Salesianos han realizado una pequeña encuesta, revisando los casos de desnutrición, y posteriormente recibiendo en el centro a los 7 niños que se encuentran en las peores condiciones. Aquí han recibido la atención adecuada. En situaciones normales habrían sido reintegrados a sus familias, pero las condiciones en el campo donde vivían son tales como para causar preocupación y poner en peligro sus vidas.
Actualmente, el Centro Don Bosco acoge a 125 niños en el programa de recuperación de la desnutrición (eran 65 hasta hace unas semanas). El número de huérfanos, al mismo tiempo, ha aumentado de 54 a 72 y al centro han llegado también 19 ex niños soldados – 18 niños y una niña – que fueron trasladados al Centro de Cáritas de Rutshuru, para que sean alejados de la atmósfera de guerra y se evite el resurgir de traumas.
“Hace unos meses, se dijo que la situación de emergencia había terminado. Ha faltado poco tiempo, para que se retrocediese tres años “, comenta con amargura Don Piero Gavioli y Mónica Cornai, respectivamente director del centro Don Bosco y operadora del Voluntariado Internacional para el Desarrollo (VIS).