(ANS – Roma) – “María Inmaculada Auxiliadora, madre y maestra de Don Bosco “, es el título de la carta circular del Rector Mayor publicada en las Actas del Consejo General 414 y disponible desde hace unos días en sdb.org. Un texto que ofrece una síntesis, en perspectiva salesiana, de la figura y la devoción marianas. Enfoque de la reflexión es el papel de madre y maestra que María tuvo en la vida de Don Bosco.
La introducción – en la que el Rector Mayor comparte la experiencia de su enfermedad – revela la naturaleza de la carta: una profundización de cuanto las Constituciones salesianas presentan acerca de María.
La primera parte está dedicada a María Inmaculada Auxiliadora en la vida de Don Bosco: “Hablar de la presencia de María en la historia de nuestro Padre significa, en la práctica, tener en cuenta toda su vida … Una maravillosa síntesis se nos ofrece en nuestras Constituciones, donde, en el artículo 8, encontramos tres verbos que enmarcan la presencia maternal de María en la vida del Fundador: mostró a Don Bosco su campo de trabajo entre los jóvenes y lo ha guiado y apoyado constantemente, sobre todo en la fundación de nuestra Sociedad” . Al describir la intervención materna de María en la vida de Don Bosco y su acogida, Don Chávez se centra en dos títulos queridos por la devoción mariana y salesiana: Inmaculada y Auxiliadora .
La segunda etapa ve el protagonismo de la Congregación Salesiana que es llamada, en continuidad con el pasado, a renovar hoy los signos de devoción a María: “nuestro trabajo de evangelización y educación, especialmente a favor de los jóvenes más pobres, abandonados o en peligro, debe ser experiencia concreta del amor gratuito, preveniente y eficaz que contemplamos en María Inmaculada Auxiliadora, para que sean sus hijos propios, como quiso pedirlo a Juanito en el sueño”.
El Rector Mayor anima a la contemplación e imitación de María (Const. 92) y recuerda la oración del Rosario: “Quisiera invitar a todos los hermanos a que continúen esta extraordinaria práctica de piedad, no por inercia u “obligación”, sino tratando de profundizar el significado y las motivaciones”, una oración que “combina la oración vocal y la contemplación de los misterios de la vida de Jesús, en compañía e imitación de María, que “guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón” (Lc 2:19 cf. 3,51 b).”
Don Chávez sugiere en la tercera parte que las numerosas actitudes marianas “es oportuno recogerlas en torno a las tres virtudes teologales, para, ponerlas a continuación en relación con los tres valores evangélicos: obediencia, pobreza y castidad”. Indica una ruta que destaca el relieve que la figura de María ha tenido en el proceso diacrónico del Nuevo Testamento como “la que ha creído, ayuda e infunde esperanza” (C 34) y es “un modelo de caridad pastoral” (Const. 92 ).
La cuarta parte es un comentario sobre el primer artículo de las Constituciones que expresa la inseparabilidad del Espíritu Santo y María. En esta perspectiva, el Rector Mayor considera también el artículo 98, dedicado a la formación de los salesianos: “se trata de entender la entera vida del salesiano, en todas sus dimensiones, en clave de formación, a saber: la configuración a Cristo Pastor- educador, a la manera de nuestro Padre: “iluminado [todo salesiano] por la persona de Cristo y de su Evangelio, vivido según el espíritu de Don Bosco”. María, Madre y Maestra, contribuye a la gestación del nuevo salesiano.
La conclusión es una verdadera y propia meditación sobre la oración de entrega que los salesianos están invitados a rezar cada mañana, una oración que es “un valioso texto, un verdadero programa de vida, que nos ayuda a renovar cada día el sentido de nuestra vida salesiana en “clave mariana”.
El texto completo de la carta está disponible en este idioma en sdb.org.