(ANS – Apia) – La semana pasada, el ciclón Evan cruzó la zona Sur del Pacífico. La fuerza de la naturaleza se abalanzó con violencia causando muertes, destrucciones y daños a la infraestructura. Después de unos días de incómodo silencio, por fin llegan noticias de la comunidad salesiana en Samoa. El archipiélago fue golpeado por el ciclón entre el 13 y el 14 de diciembre.
“Todos los Salesianos y las Hijas de María Auxiliadora están bien. Ninguna de las obras sufrió graves daños; en la mayor parte se han producido pocos daños debidos a las inundaciones y el viento, pero ninguno de carácter grave”. Estas son las palabras de don Chris Ford, quien trabaja en Leauva’a, cerca de la capital Apia, una zona que sintió con particular dureza el ciclón Evan.
El panorama general para la población no es para nada alentador: la electricidad falta casi por todas partes y los daños a las redes eléctricas son muy extensos. Incluso el agua es escasa y se dijo oficialmente que los servicios hídricos no se restablecerán antes de dos semanas.
La situación peor es para los cultivos, sobre todo los plátanos y los frutos del árbol de pan. Los agricultores fueron capaces de salvar parte de la cosecha, pero como la mayor parte de la población cuenta con la agricultura para su sustento, el temor más grande ahora se espera en los próximos meses, cuando se acaben las existencias. La pesca, también otra actividad fundamental, se vio afectada por el ciclón, ya que las poblaciones de peces se han alejado.
Teniendo en cuenta que el 25% de los samoanos vive ya en condiciones de pobreza y que a causa del ciclón se espera un aumento generalizado de los precios, el riesgo mayor ahora es que muchos niños y jóvenes en febrero, al inicio del nuevo año escolar, no se vuelvan a inscribir en la escuela. Por esta razón, la Oficina Salesiana de Planificación y Desarrollo de Samoa está elaborando un plan de patrocinio de las actividades educativas.