(ANS – Roma) – La celebración de la Pascua en este Año de la fe y a la luz del Aguinaldo 2013 es un poderoso estímulo para resaltar la alegría y el entusiasmo renovado que nace del encuentro con Cristo muerto y resucitado. Don Pierluigi Cameroni, Postulador General para la Familia Salesiana, ofrece algunos puntos de reflexión.
Con su amor Jesús nos atrae hacia él y nos confía el anuncio del Evangelio, con un mandato que es siempre nuevo, descubriendo la alegría de creer y encontrando el entusiasmo de comunicar la fe, que crece cuando se vive como experiencia de un amor recibido y cuando se comunica como experiencia de gracia. La alegría del amor, la respuesta al drama del sufrimiento y del dolor, la fuerza del perdón ante la ofensa recibida y la victoria de la vida ante el vacío de la muerte, todo se realiza en el misterio de Jesús, de su hacerse hombre, del compartir con nosotros la debilidad humana para transformarla con el poder de su resurrección. En él, muerto y resucitado por nuestra salvación, se iluminan completamente los ejemplos de fe que han marcado estos dos mil años de nuestra historia de salvación.
Para nosotros hijos de Don Bosco el anuncio de la Pascua es el compromiso a testimoniar el “Evangelio de la Alegría”, que caracteriza a toda la historia de nuestro padre y el alma de sus múltiples actividades. Don Bosco ha interceptado el deseo de felicidad presente en los jóvenes y ha convertido su alegría de vivir a los lenguajes de la alegría, del patio y de la fiesta; pero nunca ha dejado de indicar a Dios como la fuente de la verdadera alegría.
El Rector Mayor invita a cada miembro de la Familia Salesiana a cultivar dentro de sí algunas actitudes que favorecen la alegría y la comunican a los demás.
- La confianza en la victoria del bien: “En todos los jóvenes, incluso el más rebelde – escribe Don Bosco – hay un punto accesible al bien, y el primer deber del educador es buscar este punto, esta cuerda sensible del corazón, y obtener provechos”.
- El apreciar los valores humanos: el discípulo/a de Don Bosco captura los valores del mundo y no se queja de su propio tiempo: crees todo lo que es bueno, especialmente si te gusta a los jóvenes y a la gente (cf. Constituciones SDB 17).
- La educación a las alegrías cotidianas: se necesita un esfuerzo paciente de educación para aprender, o aprender de nuevo, a gustar, con sencillez, las múltiples alegrías humanas que el Creador pone todos los días en nuestro camino.
Puesto que se confía totalmente al “Dios de la Alegría” y da testimonio en obras y palabras del “Evangelio de la Alegría”, el discípulo y la discípula de Don Bosco están siempre felices. Difunden esta alegría y saben educar a la alegría de la vida cristiana y el sentido de la fiesta, que recuerda la llamada de San Pablo: “Estad siempre alegres en el Señor, os lo repito: ¡Estad alegres! (Fil. 4:4)”