El Papa Benedicto XVI recibió el óbolo de San Pedro recogido en las iglesias de Roma y agradeció esta demostración de participación en su personal preocupación por las personas más necesitadas.
Al recibir a los miembros del Círculo de San Pedro encabezados por su presidente general, Duque Leopoldo Torlonia, Benedicto XVI explicó que el óbolo “representa un punto de convergencia entre dos acciones complementarias, que se estrecha en un único y elocuente testimonio de caridad evangélica: por una parte manifiesta el afecto de los habitantes de esta ciudad y de los peregrinos hacia el Sucesor de Pedro y, por el otro, expresa la concreta solidaridad de la Santa Sede hacia las tantas realidades de sufrimiento e indigencia que por desgracia persisten en Roma y en tantas partes del mundo.
El Papa recordó que San Juan María Vianney, el santo cura de Ars, “es un modelo de vida evangélica no solo para los sacerdotes, sino también para los laicos, especialmente para cuantos, como vosotros, están comprometidos en el inmenso campo de la caridad. Un aspecto peculiar de la vida de este humilde sacerdote fue su desapego de los bienes materiales. él no poseía nada, distribuía todo a los más necesitados; para él mismo no sentía necesidad de nada: todo lo consideraba superfluo”.
“Seguid siendo este singo concreto de caridad del Papa hacia cuantos se encuentran en la necesidad sea en sentido material que en sentido espiritual, como hacia los peregrinos que llegan a Roma de cada parte del mundo para visitar las tumbas de los Apóstoles y para encontrar al Sucesor de Pedro”, indicó el Papa.
El Papa señaló que los miembros del Círculo de San Pedro, visitando las parroquias romanas y administrando centros de asistencia y acogida en la Capital italiana, tienen la posibilidad de percibir directamente las múltiples situaciones de pobreza aún persistentes; pero al mismo tiempo la posibilidad de constatar cuan intenso sea el deseo de la gente por conocer a Cristo y de amarlo en sus hermanos.