El 31 de julio Don Bosco comenzó su última etapa de peregrinación por Centro América llegando al aeropuerto militar de la ciudad de Guatemala a las 5.00 pm. Allí, fue recibido por el vicepresidente de la república, el cardenal metropolitano, el nuncio apostólico y otras notables figuras del lugar.
Realizados los actos protocolarios, la urna fue llevada en una carroza ricamente adornada hacia la Universidad Mesoamericana. La Universidad Salesiana se ha ganado en pocos años un alto grado de excelencia educativa en el ámbito nacional. Profesores y alumnos le dieron la bienvenida a Don Bosco. Con una solemne y devota oración comunitaria se quiso marcar el significado espiritual de la visita del fundador de los salesianos.
Posteriormente la urna fue trasladada a la vecina parroquia salesiana La Divina Providencia. Esta es una parroquia que atiende pastoralmente una zona populosa y popular. Nuevamente Don Bosco transitó sobre artísticas alfombras vegetales que aludían a diversos temas salesianos. Los guatemaltecos son muy hábiles en expresar su fe con esas elaboradas alfombras de buen gusto artístico.
El ingreso de Don Bosco al templo provocó una gran ovación de los numerosos jóvenes que allí lo esperaban. Y allí pasaría la noche en medio de una multitud compacta de fervorosos admiradores suyos que luchaban pacientemente por la oportunidad de desfilar junto al Santo.
Los guatemaltecos (o chapines) llevan en la sangre el arte de elaborar alfombras con aserrín fino combinado con colores llamativos y elaborados dibujos alusivos a temas religiosos. Pues bien, Don Bosco se merecía no una sino muchas alfombras chapinas. El primero de agosto, a lo largo de dos kilómetros, desde la Parroquia La Divina Providencia hasta el Colegio Don Bosco, amanecieron alfombras de todo tipo y color.
Más de una docena de bandas musicales estudiantiles se habían dispuesto a lo largo de las alfombras y comenzaban a ejecutar sus piezas marciales. Y así entró al enorme patio del Colegio Don Bosco, donde los niños de primaria y sus padres habían alfombrado el paseo triunfal del Santo. La ovación lo acompañó hasta la entrada del espacioso templo, joya de arquitectura moderna. De nuevo la ovación se hizo sentir en el templo.
A continuación, se celebró la eucaristía presidida por el Arzobispo Monseñor Rodolfo Quezada Toruño Cardenal de Guatemala, acompañado por los obispos salesianos Oscar Vian y Mario Fiandri. Eran numerosos los sacerdotes concelebrantes. El templo, con ser enorme, no pudo recibir en su interior a todos los devotos de Don Bosco. Quienes quedaron en el exterior pudieron asistir a la celebración a través de pantallas gigantes.