Mañana se celebra la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado. Es un día para reflexionar y actuar sobre aspectos como la acogida, la aceptación y la ayuda al que es diferente y, en muchos casos, ha tenido que dejar su país por conflictos, desastres, falta de oportunidades laborales. En este día que se nos invita al encuentro y al diálogo, los misioneros salesianos ponen el énfasis en la búsqueda de la reconciliación y de la paz a través del trabajo y la convivencia entre todos.
Alrededor de 200 millones de personas en todo el mundo viven fuera del país donde nacieron. Guerras, desastres naturales, falta de oportunidades… son muchas las causas para que las personas decidan dejar sus hogares en busca de un futuro mejor para ellos y los suyos. Hoy, más que nunca vivimos en un mundo global. Por ello, en esta Jornada Mundial del Emigrante y el Refugiado hay que hacer una llamada para favorecer una cultura del encuentro y el diálogo.
“El carácter multicultural de las sociedades actuales invita a la Iglesia a asumir nuevos compromisos de solidaridad, de comunión y de evangelización. Los movimientos migratorios, de hecho, requieren profundizar y reforzar los valores necesarios para garantizar una convivencia armónica entre las personas y las culturas. Para ello no basta la simple tolerancia, que hace posible el respeto de la diversidad y da paso a diversas formas de solidaridad entre las personas de procedencias y culturas diferentes”, explica el Papa Francisco en su mensaje para esta jornada de reflexión.
Los misioneros salesianos trabajan cada día en todo el mundo para que el diálogo y el encuentro sean instrumentos para avanzar y crear verdaderos espacios de paz y de reconciliación entre las personas.
En la actualidad, los misioneros salesianos atienden a más de 400.000 personas refugiadas que se han visto obligadas a abandonar sus hogares para poner a salvo sus vidas. Siempre quieren permanecer al lado de las personas con las que se han comprometido y por eso las parroquias y las obras salesianas se convierten en lugares de refugio y acogida para miles de personas que temen por su vida.
“Nosotros nos quedamos” es siempre la respuesta de los misioneros salesianos ante un conflicto con las personas refugiadas en sus instalaciones. Trabajan para apoyar a todas esas personas a rehacer sus vidas. Desde la vuelta de los niños a la escuela hasta proporcionar a los adultos los medios necesarios para conseguir un trabajo, desde la ayuda de emergencia al acompañamiento y cuidado. Ellos están allí con los que sufren, con los refugiados y emigrantes.
Fuente: Misiones Salesianas