El pianista neoyorquino Roger Davidson perdió una fortuna en una insólita estafa. Una pareja de técnicos le robó unos 20 millones de dólares convenciéndolo de que era parte de un complot al estilo del Código da Vinci, que involucraba a agencias internacionales y hasta a sacerdotes católicos.
Según informa el sitio web ITWorld.com, el caso comenzó en el año 2004, cuando Davidson visitó la empresa de servicios informáticos Datalink de Mount Kisco para eliminar un virus de su computadora portátil.
Davidson contrató los servicios de Vickram Bedi y su novia islandesa Helga Invarsdottir, dueños de Datalink. Al enterarse de la fortuna de Davidson, la pareja inventó un elaborado plan para robar su dinero.
“Según la policía, la pareja fue capaz de convencer a Davidson de que el virus era en realidad un síntoma de una trama mucho más grande en la que era amenazado por agencias de inteligencia del gobierno, ciudadanos extranjeros e incluso sacerdotes de la organización católica Opus Dei”, informa ITWorld.com y recuerda que el autor Dan Brown caricaturizó en su novela El Código Da Vinci a esta asociación católica como un grupo de poder oculto.
El músico estaba tan convencido de ser víctima de un complot que acordó pagar 160 mil dólares mensuales a Datalink para que lo protegieran permanentemente de las amenazas ficticias.
Según un jefe de la policía, citado por ITWorld.com, “los sospechosos fueron aislando a la víctima y trataron, básicamente, de controlar cada dólar que tenía. Lo hicieron de manera sistemática y se infiltró en todos los aspectos de su vida. Casi era una técnica de lavado de cerebro”.
El “Código Da Vinci”, del escritor británico Dan Brown, es una novela de ficción anti-católica presentada como basada en “hechos reales”. Los protagonistas se ven envueltos en una compleja aventura centrada en descifrar la simbología supuestamente secreta de la famosa pintura de “La Última Cena” de Leonardo Da Vinci. En el proceso, Brown deforma la realidad histórica, difama a la Iglesia católica en general y a la Prelatura personal del Opus Dei en particular, a la vez que propone una interpretación “new age” de Jesús y del cristianismo