Contribuir a la lucha contra el racismo “estructural” que impregna la sociedad americana con gestos concretos. Tras el asesinato de George Floyd, el ciudadano afroamericano asesinado el pasado 25 de mayo en Milwaukee por un policía, que causó tanto alboroto en los Estados Unidos y en el mundo, los obispos de California decidieron lanzar un programa especial destinado a “convertir los corazones para comprender mejor la naturaleza y el alcance del pecado del racismo en las personas, en la sociedad y también en la Iglesia”. La iniciativa fue anunciada después de una reunión el 9 de septiembre, fiesta de San Pedro Claver, el apóstol de los esclavos africanos, en la que los obispos californianos escucharon los conmovedores testimonios de tres católicos afroamericanos.
“El objetivo es lograr un cambio tangible en el que participen, junto con los obispos, el clero, los religiosos y los fieles de California”, explica un comunicado difundido al final de la reunión, en el que se recuerdan las palabras de San Juan Pablo II, quien en “Sollicitudo rei Socialis” subrayó cómo las “estructuras de pecado” de la sociedad están arraigadas en los pecados individuales de cada persona.
Las pautas anuales del programa se definieron este verano durante una serie de consultas con varios líderes religiosos afroamericanos en California. Se dividirá en tres fases. La primera es la de la escucha: representantes de la comunidad afroamericana participarán en una serie de sesiones a nivel parroquial, diocesano y estatal para compartir sus experiencias personales. El objetivo es ayudar a comprender el impacto del racismo en la vida de las personas. En la segunda fase, se invitará a los católicos californianos a reunir los resultados de estas sesiones para debatir el tema del racismo en un diálogo con las propias comunidades afroamericanas. Los encuentros tendrán lugar en familias, parroquias y comunidades de fe e involucrarán a todos: religiosos y laicos, estudiantes y profesores, jóvenes y ancianos. Las conclusiones de las sesiones servirán de base para la tercera fase: la de la acción que comenzará en 2021.
En esta última fase se pondrán en práctica las estrategias acordadas para erradicar los prejuicios y los comportamientos racistas, promoviendo una nueva “cultura del encuentro” en los distintos ámbitos de la vida de las diócesis, las parroquias, las escuelas y las familias. El plan de acción incluirá iniciativas de educación, promoción, escucha y diálogo centradas en la “purificación” de la Iglesia del pecado del racismo y sus consecuencias. Las sesiones de escucha y diálogo prepararán nuevos pasos para la educación continua y la catequesis contra este fenómeno dirigido a cambiar la sociedad y la Iglesia. “El camino a seguir será difícil, pero estos son los pasos que como Iglesia debemos dar” para transformar “nuestras comunidades con la sabiduría y la misericordia de Jesús”, subrayaron los obispos californianos en el comunicado.
Fuente: Vatican News