(ANS – Roma) – Como es sabido, el 12 de enero de 2010, el pueblo haitiano conoció una de las pruebas más duras de su historia. La Familia Salesiana en Haití fue duramente golpeada por el terremoto. Luego surgió una gran cadena de solidaridad. Así lo recordó el Superior de la Visitaduría de Haití, el P. Sylvain Ducange en las “Buenas Noches” a los Capitulares.
“El Rector Mayor nos visitó el 12 de febrero de 2010. Todas las Inspectorías de la Congregación se hicieron presentes para ayudarnos y en abril de 2010, los principales benefactores de la obra salesiana se reunieron en Haití para hacer contacto con la realidad y para coordinar mejor sus acciones”.
Así, en primer lugar un gran agradecimiento “en nombre de los salesianos de Haití y los destinatarios, por la intervención inmediata de la Congregación, de las Inspectorías y de las organizaciones que estuvieron cerca de nosotros. Gracias a Dios, estamos vivos – continuó – y decimos a aquellos que siguen en camino con nosotros: tengan confianza, permanezcan a nuestro lado; tenemos necesidad de ser acompañados, apoyados, comprendidos, respetados y por encima de todo amados”.
No se puede hablar de Haití sin partir de ese acontecimiento que ha marcado profundamente su historia. La emergencia del post-terremoto ha finalizado todos los recursos posibles: “A través de la Fundación Rinaldi (Oficina de Planificación y Desarrollo) y con el apoyo de las instituciones salesianas, hemos hecho un esfuerzo considerable para coordinar las distintas intervenciones y, al mismo tiempo, mejorar la capacidad de gestión”.
Muchos son los resultados obtenidos hasta la fecha: la reconstrucción de Drouillard-Cité Soleil, la renovación de la sala de la comunidad de Carrefour-Thorland para la acogida de 12.000 refugiados; en Cayes-Bergeau, un centro de tratamiento y distribución de agua; la reconstrucción de las escuelas y de los ambientes comunitarios en Port-Au-Prince Enam; la reestructuración y la mejora de los ambientes de las escuelas agrícolas, elementales y para enfermeras de Fort-Liberté; una nueva realidad con más de 7000 metros² de construcción para dar cabida a más de 1.000 estudiantes (escuela elemental, internado, sala comunitaria) y la nueva casa para el centro inspectorial y el posnoviciado.
Son 10 las comunidades con 69 salesianos, de los cuales 21 en formación inicial, y 2 novicios. La edad media es poco superior a los 45 años. Con estos recursos y con la colaboración de la Familia Salesiana son animadas las escuelas elementales y secundarias, escuelas de formación profesional, oratorios y centros juveniles, una parroquia, los centros de acogida para niños de la calle y los internados.
No falta el entusiasmo, el trabajo duro y la esperanza, en la convicción de que “el carisma salesiano contribuye a la transformación de la sociedad creando de una nueva mentalidad para preparar un nuevo futuro con los jóvenes que se nos confían, para el éxito de sus vidas como buenos cristianos y honrados ciudadanos”.
