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El Vaticano pide que la homilía no sea demasiado larga

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La Congregación para el Culto Divino y la disciplina de los Sacramento del Vaticano presentó este martes 10 de febrero en la Sala de Prensa del Vaticano, el nuevo “Directorio Homilético”. Se trata de una guía de 153 páginas para obispos, sacerdotes o diáconos, en la cual se les invita a escuchar la realidad de los fieles, y estudiar y preparar los sermones antes de subirse al púlpito.

Al respecto, el Papa Francisco pidió una importante evaluación de la homilía y su preparación “porque son muchos los reclamos que se dirigen en relación con este gran ministerio y no podemos hacer oídos sordos”.

En este sentido, en la Evangelii Gaudium, Francisco exhortó a los sacerdotes para que la homilía sea un momento de “intensa y feliz experiencia del Espíritu” (24 noviembre 2013).

La homilía no es un espectáculo de entretenimiento sino algo espiritual, pero cuántas veces al final de la misa se observa al marido que después de un codazo de su mujer sale del sopor del sermón, o peor aún, a la señora anciana que se lamenta de no haber entendido “nada” de la “alta teología” de la que hace alarde el pastor.

Para evitar esto y para ayudar a los pastores a hacerse entender mejor por su rebaño, el Vaticano ha presentado una guía de recomendaciones.

¿Cuánto debe durar una homilía?

La homilía no debe ser ni larga, ni corta. “En Occidente una homilía que supera los 20 minutos puede parecer demasiado, pero en África puede ser poco, porque la gente viene desde lejos para recibirla”, explicó Robert Sarah, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.  “Nutrir al pueblo de Dios depende de la cultura”, añadió.

Sobre el tiempo, el Directorio apela al buen sentido de los pastores. “Depende de una serie de variantes” explicó padre Corrado Maggioni, sub-secretario del dicasterio. La homilía no está fuera del acto de la misa y ésta se ajusta al “ritmo de la celebración”, que significa que debe estar equilibrada con el acto litúrgico entero.

¿Cómo debe ser la homilía para los niños?

“En el directorio de homilética de 1973 se admite la predicación con los niños a través del diálogo”, explicó Maggioni.

Esta guía se remonta a una necesidad del Sínodo de los Obispos de 2005, en el cual se pedía a los clérigos “preparar cuidadosamente la homilía” y conocer muy bien las “sagradas escrituras”, explicó el cardenal Sarah.

Además, se pedía que la predicación considerara los “grandes temas de la fe y de la vida de la Iglesia”. Así, la predicación también entra en diálogo con la cultura del lugar.

¿Quién hace la homilía?

“La homilía es un servicio litúrgico reservado a los ministros ordenados, el cual es llamado por vocación a servir a la palabra de Dios según la fe de la Iglesia y no de manera personalista”, advirtió el cardenal africano.

Hacer una predicación no es como hacer cualquier discurso, sino que se trata de hablar inspirado por la palabra de Dios, que llega a los fieles reunidos en la misa.

Homilía diaria más corta

Hacer la homilía todos los días es importante. Pero la homilía del domingo no es la misma que la del lunes o el martes. “La predicación se puede hacer todos los días de forma breve para la gente que trabaja”. El “domingo, como en los días de fiesta (Navidad), es aconsejado hacer una homilía más larga”, el tiempo dependerá de la cultura, sostuvo el cardenal Sarah.

Al respecto, el padre Corrado Maggioni, S.M.M., aseguró que la homilía es obligatoria en la misa citando el derecho canónico. “Sólo en casos graves no se hace la homilía”.

¿Técnicas de oratoria y comunicación?

Es necesario que un sacerdote aprenda a comunicar, pero la técnica no es suficiente. Alguien puede ser elocuente, pero quien no comunica a Dios a través de su vida, puede dejar a la gente indiferente, aludió el cardenal Sarah.

“Obviamente, la homilía exige a quien la pronuncia. De ahí la importancia de la preparación de la homilía, que requiere estudio y oración, experiencia de Dios y conocer la comunidad a la cual se dirige, amor por los santos Misterios y amor por el Cuerpo viviente de Cristo que es la Iglesia”, aseguró el prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.

El cardenal Sarah remarcó el uso de la cultura, explicando: “Uso leyendas de mi pueblo e imágenes para llegar a la mente de las personas para hacer la predicación atractiva”.

¿Quién es un buen predicador?

Será un buen predicador quien sea capaz de: “guiar a entender y gustar aquello que sale de la boca de Dios, abrir corazones rendidos a la gracia de Dios, alimentar la fe porque el espíritu obra por nosotros, ahora y aquí en la acción litúrgica, preparar a una productiva comunión sacramental con Cristo, exhortando a vivir lo que se ha recibido en el Sacramento”, explicó monseñor Arthur Roche, secretario de la Congregación para el Culto Divino y la disciplina de los Sacramentos del Vaticano.

¿Quién es un mal predicador?

Es un mal predicador –continuó monseñor Roche- quien, a pesar de ‘ser un gran orador’ no sea capaz de suscitar estos sentimientos antes citados.

El directorio recoge la herencia del cardenal Antonio Cañizares, que ha precedido al cardenal Sarah en el cargo desde hace algunos meses. El texto oficial será distribuido por la editorial del Vaticano en dos idiomas oficiales, inglés e italiano. Existe una versión no oficial en español, que deberá ser revisada por cada Iglesia local.

En el acto de presentación intervino el cardenal Robert Sarah, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, monseñor Arthur Roche, secretario de la misma Congregación, el padre Corrado Maggioni, S.M.M., sub-secretario del dicasterio, y Filippo Riva, oficial del Consejo Pontificio de las Comunicaciones.

Fuente: Aleteia

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