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En Cuaresma enfrentemos nuestro pecado, acojamos la misericordia y que la realidad del hermano nos importe

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Ante una gran cantidad de fieles congregados en la Basílica Catedral de Piura, el Arzobispo Monseñor José Antonio Eguren Anselmi S.C.V., presidió la Santa Misa de Miércoles de Ceniza, dando inicio al Tiempo de Cuaresma en el que nos prepararnos para celebrar el Misterio Pascual de Cristo en la Semana Santa.

En su homilía el Pastor indicó que: “La Cuaresma, que hoy iniciamos con la celebración del Miércoles de Ceniza, nos enfrenta con la realidad de nuestro pecado, que es ofensa grave a la santidad de Dios, acto suicida (porque yo he sido creado para la verdad, el amor y el bien, y cada vez que hago mal uso de mi libertad y extiendo mi mano al mal, destruyo y pervierto mi ser), y daño al hermano y a la creación. Todo pecado por más íntimo y personal que parezca tiene consecuencias sociales y mantiene el misterio de la iniquidad en el mundo. Mi pecado contribuye a los males del mundo. Pero la Cuaresma además de enfrentarnos a la realidad de nuestro pecado, nos pone de cara frente al misterio del amor misericordioso del Padre manifestado en Cristo su Hijo, la misericordia hecha carne. Por eso San Pablo nos dice hoy: “Dejaos reconciliar con Dios… Ahora es tiempo propicio, ahora es tiempo de salvación”. ¿Cómo viviremos la Cuaresma? ¿Tendremos la humildad de reconocer nuestros pecados y a través de la conversión salir al encuentro de la misericordia de Dios que como bien dice el Papa Francisco “nos primarea”? ¿Seguiremos dilatando nuestra conversión diciéndonos ilusamente “mañana cambiaré”? Dios no nos ha prometido el mañana sino el hoy. Por eso hoy es tiempo de salvación y hay que convertirnos ahora, acogiendo la gracia del Señor en la confesión sacramental con corazón humilde, para que ésta no caiga en saco roto. Hermanos: ¿Hasta cuándo tendrá el Señor que esperar? ¿Hasta cuándo seguiremos atados, esclavos de ese vicio, de esa pasión dominante, de ese pecado recurrente?”.

Luego Monseñor Eguren añadió: “El Papa Francisco nos pide para esta Cuaresma 2015 que fortalezcamos el corazón. Y tres son las poderosas armas que el Señor nos ofrece en este tiempo para fortalecer el corazón del creyente: la oración, la penitencia y la caridad. Tres armas espirituales para salir del encierro al que nos confina el pecado y vivir la vida en la dinámica hermosa del amor que es encuentro con Dios Uno y Trino, encuentro con nosotros mismos y con la verdad de quiénes somos, encuentro con los hermanos. Que como nos ha pedido el Papa, frente a la “indiferencia” imperante a todo nivel y por todo el mundo, hagamos de la Cuaresma una ocasión para salir de ella viviendo la “conversión” en tres ámbitos muy concretos: el personal (toda auténtica reconstrucción social y renovación cultural pasa primero a través del cambio de la persona); el comunitario (hacer de nuestras parroquias y comunidades “islas de misericordia y compasión”); y el eclesial (la Iglesia es un cuerpo vivo, el cuerpo de los que creen en Cristo, quienes deben amarse, preocuparse y cuidarse los unos a los otros)”. Que en esta Cuaresma la realidad del hermano, cercano o lejano, conocido o desconocido, me interpele, me cuestione, me importe”.

Finalmente el Arzobispo exhortó a los presentes diciendo: “Que la Ceniza que hoy recibimos en nuestra frente en señal de la caducidad de esta vida terrena (y por lo tanto de la urgencia de convertirnos hoy y no mañana) y de que somos pecadores necesitados del perdón de Cristo y de los hermanos, nos mueva a ser santos. Que la Cuaresma expulse de nuestro corazón cualquier indiferencia, flojera espiritual, pesimismo. En la lucha por nuestra santidad no estamos solos: tenemos a Jesús, a María, a san José, a los santos y nos tenemos los unos a los otros. Si los santos, hombres y mujeres tan o más pecadores que nosotros han alcanzado la meta, ¿por qué tú y yo no?”.

Fuente: Arzobispado de Piura

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