(ANS – Florencia)– Con las palabras del Papa Francisco, Don Pascual Chávez hizo su intervención en la Asamblea de la Circunscripción salesiana de Italia Central: más de doscientos los presentes entre salesianos y laicos reunidos en Florencia, del 26 al 29 de agosto, para la tradicional reunión al inicio del año.
Cuando el Papa Francisco fue interpelado acerca de lo que se esperaba hoy de los consagrados, respondió con la expresión: despertar al mundo. Esta resulta, por tanto, la tarea principal en este momento histórico, en la víspera del año eclesial dedicado a la vida consagrada.
De frente a la sociedad y en el contexto cultural que más fácilmente percibe a los consagrados como “trabajadores sociales”, y esto en los diversos contextos geográficos del horizonte mundial, se hace más urgente y actual el objetivo de ser “testigos de la radicalidad evangélica”. Es ir más allá de la aparente contradicción al interno de la expresión: “testigos habla de una manifestación pública, se refiere ala visibilidad, de sacramentalidad; en cambio, paradójicamente, la radicalidad alude precisamente a lo que no se ve, a lo que está oculto, enterrado”.
No faltan las lecturas sobrela realidad y el futuro de la vida consagrada: estar en el desierto, llegar a las fronteras, ir hacialas periferias. Además de los diversos intentos de definición, “que no son un mero virtuosismo lingüístico ni una fantasía literaria”, las diversas expresiones y énfasis siempre tienen en cuenta los principales rasgos y componentes de la vida consagrada: la espiritualidad, la comunidad y la misión.
Chávez no olvida el hacer memoria de los desafíos y riesgos que hoy implican la vida consagrada, a un ritmo tan rápido que no parece dejar espacio y tiempo para una adecuada consideración, generando una fragmentación, fragilidad, y exposición a la manipulación de poderes anónimos.
Consagrados y laicos juntos estánllamados a una renovada alianza y colaboración “para recuperar la dimensión pentecostal y espiritual de la vida cristiana”.
Precisa don Chávez: “no me preocupa la crisis actual de la Iglesia y de la vida consagrada. De lo que tengo miedo es de una vida cristiana y consagrada insignificante; y el cristiano no significa nada, no tiene nada que decir; no molesta a nadie, cuando no es espiritual”.
“Tenemos que subir la apuesta y osar la claridad, así decir abiertamente lo que somos, lo que queremos y lo que le pedimos, sin atenuar las pretensiones y exigencias”.
A la pregunta expresa”¿cuál vida consagrada hoy?”, don Chávez responde: “la vida consagrada hoy debe centrarse cada vez más en la Palabra de Dios, especialmente en el Evangelio, con el Señor Jesús como regla suprema de vida, con un gran amor a la Iglesia y un profundo compromiso con el Reino”.
En conclusión, hoy no puede faltar y no puede no ser buscada “una mayor convencida colaboración institucional y una cualificada comunicación para el trabajo en red”.
“Hoy, de hecho, se necesita el trabajo en red, la creación de redes; ello va más allá de la mera información y colaboración, que a veces se hacen más por exigencias externas que por convicción del valor de esta nueva perspectiva. El trabajo en red, sin duda requiere una mejor comunicación, pero también el intercambio de recursos y conocimientos”.
“En todo este proceso de conversión personal y pastoral es indispensable que asumamos todos, de una vez por todas, la elección, estratégica, de compartir con los laicos el mismo espíritu y la misma misión”.
Iniciando la mañana conla presidencia de la Eucaristía, Don Chávez en la homilía ha ofrecido una meditación centrada en tres palabras para dar oportunidades de servicio y salvación a los jóvenes: trabajo, templanza y profesionalidad.