Tokio – El pueblo del Japón está viviendo en estas horas momentos de angustia y de ansiedad. La población local permanece en espera de mayores indicaciones de parte de las autoridades; también la comunidad salesiana se interroga sobre qué cosa hacer.
Las voces se alternan entre la preocupación y la invitación a la calma por las condiciones de la central nuclear de Fukushima que se ha convertido en la principal incógnita sobre el presente y el futuro del Japón. Los embajadores de diversos países han invitado a sus connacionales a abandonar el país y retornar a sus lugares de origen. También en Tokio a 240 km de distancia de Fukushima, no está fuera del peligro y muchas personas que, frente a la dificultad de estos días, están empeñadas en la evacuación.
El padre Aldo Cipriani, Inspector del Japón, apenas retornado de la Visita de Conjunto en Tailandia, ha comunicado al ANS sus consideraciones. El Superior ha confirmado la gravedad de los daños sufridos a causa del terremoto y sobre todo del posterior tsunami: “La situación en las zonas de desastre es verdaderamente tremenda. Es difícil en el momento entender que pasará con las radiaciones”.
La comunidad salesiana, que en la capital cuenta con 6 obras, en la jornada de mañana, 17 de marzo, han programado una reunión para valorar la situación. El padre Cipriani ha declarado que cada decisión será concertada con las otras congregaciones religiosas e invita a todos a la oración por el pueblo del Japón.
