(ANS – Roma) – El domingo 1° de mayo el Papa Benedicto XVI habrá beatificado a su predecesor, Juan Pablo II. Entre tantos peregrinos llegados a Roma para la ocasión hay miles de jóvenes, interlocutores privilegiados de Karol Wojtyla.
La atención de Juan Pablo II por la juventud ha señalado por entero su experiencia como pastor desde los primeros años de su sacerdocio. Padre espiritual de muchos jóvenes desde su primer encargo como párroco y, que después constantemente buscado el encuentro con las jóvenes generaciones, manifestando siempre en sus encuentros confianza y amor paterno.
“Veo en ustedes los centinelas de la mañana”; “Si son aquello que debieran ser, irradiarían el mundo”; “Tomen en serio la vida y hagan de ella una obra de arte” son algunas de las frases con las cuales, en los 28 años de pontificado, Juan Pablo II ha entregado según sus capacidades y posibilidades de dar vida a un mundo más justo.
La gran consideración que tenía en la juventud lo llevó a instituir en el Año Santo de la Redención (1983-1984) el Jubileo Internacional de la Juventud; después, aprovechando la proclamación de Naciones Unidas en 1985 del Año Internacional de la Juventud, inventó la primera Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), un evento que se convirtió en cita periódica, y que en las diversas etapas en los diversos continentes ha reunido millones de muchachos y muchachas permitiéndoles vivir con entusiasmo la propia fe.
En la JMJ del 2000 en Roma, Juan Pablo II, ya muy fatigado y con problemas de salud, parafraseando un proverbio polaco, manifestó al mundo cómo, gracias al compartir con los jóvenes, también él se ha mantenido joven. “Si vives con los jóvenes, deberás convertirte también tú en joven. Así retorno rejuvenecido”, dijo.
El 2 de abril de 2005, pocas horas antes de morir el Papa Wojtyla envió un último pensamiento, lleno de afecto y de gratitud, a los jóvenes: “Yo los he buscado y ustedes vinieron a mí y por eso les agradezco”.
Publicado el 29/04/2011