ROMA (ACI).- El 24 de mayo de 2012, fiesta de María Auxiliadora y Jornada Mundial de Oración por la Iglesia en China, murió Mons. Ermenegildo Li Yi, Obispo de Changzhi (Lu’an), a los a los 88 años de edad, 20 de los cuales los pasó en prisión injustamente acusado.
Según señala la agencia vaticana Fides, el fiel Prelado había sido hospitalizado con malas condiciones de salud de la que nunca pudo recuperarse.
Mons. Li nació el 13 de noviembre de 1923 en la ciudad de Changzhi. Siendo un muchacho decidió dedicarse a la vida consagrada y, después de estudiar en el seminario menor diocesano, en 1943 ingresó en la Orden de los Frailes Menores. Fue ordenado sacerdote el 6 de febrero de 1949.
Después de su ordenación, enseñó en una escuela secundaria en Macao, siendo asistente en la parroquia de Wangde, donde se encargó especialmente de los refugiados que llegaban desde el norte de China.
En 1951 ingresó en la Universidad de Tianjin como estudiante de historia y una vez terminados sus estudios en 1955, se encargó del trabajo pastoral en la parroquia de San Francisco. En 1958 fue nombrado párroco de Laojunzhuang, en el distrito de Tuanliu.
Fides recuerda que al comienzo de la Revolución Cultural en 1966 fue condenado injustamente a prisión, donde permaneció hasta 1985, cuando se le permitió reanudar su trabajo pastoral en las iglesias de An Yang y de Machang.
El 28 de enero de 1998 fue ordenado Obispo de Changzhi. Actualmente esa diócesis cuenta con más de 50 mil católicos, 50 sacerdotes, la mayoría de los cuales son jóvenes, y 60 iglesias, 28 de las cuales son nuevas. Existe además un dispensario, un hogar para ancianos y otro para niños discapacitados.
Fides afirma que “el Prelado, querido por sus fieles y cuantos lo conocieron, permanecerá en la memoria de todos como un ejemplo luminoso de sacerdote para el clero chino y como un pastor premuroso y vigilante”.
En el año 2003, durante las celebraciones conjuntas de su 80 cumpleaños y el 50 aniversario de su ordenación sacerdotal, escribió los siguientes versos:
“He caminado durante ochenta años entre vicisitudes.
Al atardecer de la vida he sido nombrado pastor de Lu’an.
Ya no tengo ambiciones en lo más profundo del corazón,
Salvo el poseer la luz Divina como guía en mi camino.
No tengo nada para agradecer la inmensa gracia recibida,
Soy un anciano débil, pero lleno de valor,
Con mis fuerzas, afrontaré humillaciones y privaciones.
Aunque no soy digno, haré todo con corazón sincero”.