(ANS – Kaga Bandoro) – Desde hace varias semanas la República Centroafricana se encuentra al borde de una guerra civil, que ve contrapuestas las fuerzas gubernamentales fieles al presidente François Bozizé y los rebeldes de la coalición Seleka – formada por tres grupos armados que firmaron entre 2007 y 2011 los acuerdos de paz con el Gobierno de Bozizé. Mons. Albert Vanbuel, obispo salesiano de Kaga Bandoro, única autoridad que queda en la ciudad, recuenta la situación de inestabilidad que ha surgido.
La actual crisis de estabilidad política – militar, explica el obispo salesiano, viene de lejos: “En 1993 tuvimos las primeras elecciones democráticas. Desde 1996 el país ha experimentado una serie de motines y golpes de estado. Pero pronto se dieron las primeras reacciones, que a menudo son reacciones contra la pobreza extrema y el deterioro socio-económico”.
“Los conflictos posteriores son en primer lugar una reacción al régimen, organizado sobre una base étnica, y la corrupción. La inseguridad es una consecuencia directa y crece cada vez más, y la gente no puede trabajar en los campos – la agricultura es la principal ocupación de la población, y casi no hay industria, después de tanta guerra y saqueo”.
“En 2008 se produjo la alegría de un acuerdo de paz con los grupos rebeldes. Pero la aplicación de este acuerdo se retrasa. Sólo en 2012 se ha iniciado la fase de ‘desarme, desmovilización y reintegración’ de los rebeldes. Para Kaga Bandoro fue una alegría ver 1700 nacionales de regreso. Pero los otros dos pasos del programa no empiezan”.
“Así después de unos meses se ha producido la amenaza de marchar a Bangui – la capital. Durante la Misa de Navidad un grupo de rebeldes provenientes del norte ocupó Kaga Bandoro, sin encontrar resistencia. Las autoridades y los soldados leales al gobierno ya se habían ido. Los rebeldes han buscado los edificios del gobierno, las autoridades y los funcionarios, sin hacer mucho daño a la población. Lamentablemente, algunas personas han saqueado los edificios, archivos y un depósito de combustible, causando muertes y lesiones por quemaduras. Todas las ONG, con la excepción de la Cruz Roja, se han ido, así como el personal médico. La religiosa que dirige nuestra clínica está siempre dispuesta a ayudar”.
“Después de unos días los rebeldes tomaron el camino para Bangui y han dejado la ciudad libre, pero ahora existe el peligro de “pequeñas bandas” que aprovechan para robar y llevar a cabo venganzas personales. Desde Navidad todas las noches nuestro Centro Pastoral está lleno de refugiados y algunas familias están permanentemente. Hemos hecho grandes celebraciones en Navidad, para la fiesta de la Sagrada Familia y el Año Nuevo, para expresar nuestro deseo de paz y serenidad a los cristianos que se sienten abandonados. El 31 de diciembre se organizó una marcha por la paz con una misa de fin de año”.
“Actualmente todo se ha detenido. No hay ninguna autoridad, los archivos saqueados y las ONG se han ido. ¿Qué futuro habrá para nuestro pobre país? La pobreza hace que todavía esté siendo saqueado todo lo que no han tomado los rebeldes. La escuela no puede continuar, los puestos de salud están vacíos y la gente no va a los campos. El único apoyo es la Iglesia que consuela al pueblo, pero desde el punto de vista económico no puede ayudar mucho. Caritas estaba haciendo un buen trabajo, pero ahora no tiene ninguna ONG con la cual iniciar los proyectos”.
Al enterarse de la situación, el Rector Mayor, Don Pascual Chávez, envió a Mons. Vanbuel un mensaje de solidaridad y cercanía en la oración. Don Manuel Jiménez, inspector de África Tropical Ecuatorial, por su parte, aseguró que todos los salesianos presentes en el país están bien y han podido celebrar las festividades navideñas junto con los fieles. En espera de una solución entre el gobierno y los rebeldes, la situación en la ciudad sigue siendo más bien tranquila, aunque la presencia de los militares esté muy extendida.