(ANS – Roma) – El 12 de junio se celebra la Jornada Mundial contra el trabajo infantil, lanzada por la FAO (Food and Agricultural Organization). Ocasión para recordarnos el padecimiento de los niños trabajadores y lo que podemos hacer para rechazar una costumbre social tan difundida.
Más de 215 millones de niños en el mundo son obligados a trabajar para poder sobrevivir. Es uno de los datos alarmantes publicado por la Organización Internacional para el Trabajo (OIT) con vista a la jornada mundial de hoy. Y bien 115 millones – o sea más de la mitad del total – desarrollan “trabajos peligrosos” para su salud, integridad física y psíquica.
Siempre según los datos de la OIT, el 60% de los niños trabajadores está comprometido en la agricultura y cuidado de animales; 7% en la industria y el 26% en el sector de servicios. 2 de cada 3 (el 68%) no son pagados sino explotados, porque muchas veces se trata de trabajos familiares, entregando la propia infancia y la juventud a los miembros de la familia. Solo el 21% de los niños trabajadores viene remunerado por su trabajo.
La región asiática y del Pacifico es, según las estimaciones de la UNICEF, el área con mayor número de niños trabajadores: más de 100 millones. Sigue África sub-sahariana, con 58 millones de niños trabajadores y la región de norte de África y del Medio Oriente, donde, en porcentaje, trabajan el 15% de los niños; en América Latina e en el Caribe este dato desciende ligeramente al 10%. El trabajo infantil, no es sólo una plaga que se refiere al sur del mundo o las áreas en vía de desarrollo; también en las partes marginales de las grandes ciudades occidentales o, algunas veces, en las áreas rurales empobrecidas, existen un número grande de trabajadores infantiles.
No existe una causa única que lleva al empleo de los niños en el trabajo; en la mayor parte de los casos son diversos factores tales como: la pobreza, la destrucción familiar, desigualdad, falta de instrucción, conflictos, calamidades naturales, escasa cultura sobre la dignidad de los menores que, en ciertos contextos, lleva a que los niños participan como trabajadores y como consecuencia se convierta en tradición local.
El trabajo para los menores, al contrario, no es una libre opción y no deja de tener sus consecuencias. Muchas veces impide el acceso a la educación de los menores, el derecho a la protección y a la supervivencia. La Jornada Mundial contra el trabajo infantil 2012 quiere colocar su acento en el derecho de todos los niños y ser protegidos del trabajo infantil y de todas las formas de violación de sus derechos fundamentales.