Es la identidad consagrada salesiana el hilo conductor de la segunda edición del ciclo de entrevistas de profundización sobre las Líneas Programáticas, tras el 28º Capítulo General de la Congregación Salesiana, en el ciclo organizado por el “Centro studi Opera Tabernacoli Viventi”, en colaboración con la Conferencia de las Inspectorías Salesianas de Italia (CISI) – Sector de Formación. El pasado sábado intervino sobre este tema el mismo Rector Mayor, el padre Ángel Fernández Artime, y aquí presentamos un resumen de sus respuestas.
“Este sexenio deberá distinguirse por un trabajo profundo en la Congregación para crecer en la profundidad carismática, en la identidad salesiana, en todas las fases de la vida, con un compromiso serio de cada Inspectoría y de cada comunidad salesiana, para llegar a decir como Don Bosco: ‘Prometí a Dios que el último aliento sería para mis pobres jóvenes’”, de acuerdo a cuanto afirma la primera Línea programática para el sexenio 2020-2026.
¿Por qué su corazón le llevó a elegir ésta como la primera línea programática para el sexenio?
Cuando pensamos en nosotros mismos, en la misión salesiana, en nuestras obras…, se parece un tupido “bosque” con muchas cosas en su interior; pero lo importante para mí es decir: “¡Atención, no todo tiene la misma importancia o valor!”. En el centro debe estar nuestra identidad carismática, el hecho de que cada uno de nosotros pueda decir: “Soy y me siento un verdadero salesiano de Don Bosco siguiendo a Jesús”.
Don Viganò ya recalcaba que la generalidad no nos sirve, y en el mundo de hoy que es aún más complejo, debemos pensar en quiénes somos, qué ofrecemos y por qué. Como salesianos somos, debido a nuestra llamada y respuesta, personas enamoradas de Dios, que vieron en el encanto de Don Bosco una hermosa manera de emplear todas sus energías. ¿Y con qué propósito? Para compartir esta vida con los niños y jóvenes.
¿Cómo ser sensible al mismo tiempo a la profundidad del espíritu y atento a los desafíos de este mundo, tal como Don Bosco?
A esta pregunta de enorme actualidad, respondo en base a lo que reflexioné para el Aguinaldo 2022, sobre la espiritualidad de San Francisco de Sales: “Todo se basa en la capacidad de amar”.
Si siento en el fondo de mi corazón una fascinación extraordinaria por Jesús y me siento profundamente amado por Dios, y si cuando estoy entre los jóvenes me siento realmente en mi lugar, entonces he desarrollado un corazón capaz de amar y estos dos elementos nos dan toda la creatividad que nos permiten dar las respuestas necesarias para nuestro tiempo.
La pandemia ha causado muchos problemas en todo el mundo y también en la Congregación, pero nos ha mostrado la gran creatividad del mundo salesiano. No temo que no seamos capaces de dar respuesta a las necesidades siempre nuevas de nuestro tiempo: la cuestión es tener un corazón calentado. Inflamado por el amor interior, capaz de amar.
¿Volver a Valdocco puede ser un camino hacia el futuro y no un regreso al pasado?
Regresar a Valdocco, como también nos dijo el Papa, significa encontrar nuestra “Galilea”, nuestra cita con el Señor Resucitado, que envía a sus seguidores por todo el mundo desde Galilea, la tierra de la vida común y oculta de Nazaret.
Para los salesianos volver a Valdocco no es nostalgia; significa dar un paso hacia la fuente, donde encontraremos el lugar teológico del encuentro con Dios, en los jóvenes de hoy: es nuestra dirección para el camino que tenemos por delante.
¿Cuál es hoy el desafío vocacional para toda vida consagrada?
En primer lugar, la vida consagrada no es un camino simple: no es para quien quiere una vida tranquila.
En segundo lugar, la vida consagrada es un camino de humildad. No podemos hacernos los fuertes, estar orgullosos… Si así fue en un tiempo, ciertamente hoy no hay más espacio para eso. Este es el momento de ser humildes, caminar en unidad y sumar esfuerzos.
Finalmente, como se expresa claramente en esta primera línea programática, es necesario mantener la centralidad de Cristo en la vida personal. Si este no es el caso, tarde o temprano emergen las debilidades humanas, que se pueden ver y se hacen sentir.
¿La centralidad de Cristo “funciona” incluso en contextos no cristianos, donde operan más del 60% de las presencias salesianas?
Absolutamente sí, incluso en países donde ni siquiera se puede pronunciar el nombre de Jesús o María. Porque esta centralidad en esos contextos significa ayudar a todos nuestros muchachos y muchachas a vivir una vida en armonía con los valores del Evangelio con honestidad y bondad. Se hace a través de nuestra presencia y testimonio de vida.
Incluso donde no podemos hablar explícitamente de Jesucristo resucitado, podemos hablar del Dios de todos nosotros y ayudar a crecer con humanidad según el corazón de Dios.
Fuente: Agenzia Info Salesiana