VATICANO (ACI/EWTN Noticias).- Luego del enérgico y reiterado llamado a la paz y la reconciliación realizado ayer por el Papa Francisco para poner fin a la violencia en Egipto, el Prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, Cardenal Leonardo Sandri, señaló hoy que “son inaceptables” los ataques y la destrucción en más de 60 iglesias cristianas en todo el país.
En declaraciones a Radio Vaticana, el Purpurado se refirió a los innumerables episodios de violencia en Egipto contra los cristianos, perpetrados por los autodenominados “hermanos musulmanes” que quieren llegar al poder y que según Associated Press (AP) constituye “una campaña de intimidación que advierte a los cristianos fuera de El Cairo para que se alejen de la política”.
AP señala que desde el miércoles unas 40 iglesias han sido incendiadas, mientras que otras 23 han sido atacadas y saqueadas. Entre los muchos ataques registrados, los extremistas musulmanes quemaron una escuela franciscana y tomaron a tres religiosas como “prisioneras de guerra”. Otras dos mujeres del colegio fueron acosadas sexualmente y vejadas mientras trataban de salir del recinto en medio de la horda de los “hermanos musulmanes”.
Sobre estos graves episodios, el Cardenal Sandri dijo que “toda la destrucción de las iglesias que han sufrido los cristianos son inaceptables, sobre todo porque, en particular los católicos, son una minoría”.
“El renacimiento del país debe darse en el respeto de la persona humana, en el respeto recíproco de todas las religiones, en el respeto de la libertad religiosa. Creemos que la fe o una religión nunca puede ser pretexto para una guerra o para el uso de la violencia”.
“Nunca se puede usar la fuerza, la violencia o el terrorismo o el poder militar para resolver los asuntos de la fe. Debemos pensar en el mandamiento de Dios de amarnos los unos a los otros, que es válido para todos, ya sean musulmanes o cristianos”, dijo del Cardenal.
El Purpurado argentino indicó además que “queremos que haya una posible solución a esta situación terrible en Egipto a través del diálogo y la reconciliación. A esto añadimos nuestras oraciones para una perspectiva de benevolencia divina hacia todos nuestros hermanos cristianos (…) Los acompañamos con la oración, con nuestra cercanía y con nuestras lágrimas espirituales por el sufrimiento del pueblo egipcio”.