Primer Salesiano peruano
Octavio nació en Lima el 19 de abril de 1879. En 1893, cuando se abrió el primer colegio profesional salesiano en Perú, el futuro obispo fue matriculado como estudiante en la sección de carpintería. Se unió el noviciado de Callao e hizo su profesión perpetua en presencia del Padre Paul Albera, quien se encontraba allí como un visitante extraordinario. El clérigo Ortiz hizo su práctica técnica en la misma casa y tuvo como alumno al futuro obispo Magíster Víctor Alvarez. El Padre Ortiz fue el primer sacerdote salesiano de Perú. Como Rector de la casa de Piura (1911-15) fundó el semanario “La Campanilla”. Más tarde fue Rector en Cuzco (1915-20) y en Callao. En 1921 fue designado Obispo de Chachapoyas.
Designado Obispo de Chachapoyas
A pesar de que su diócesis no se encontraba en un territorio de misión, él fue un verdadero misionero, si se considera la amplitud del área y las dificultades que conllevaba. Hizo varias giras misioneras a pie, a caballo, a través de la selva, montañas y ríos. Escapó de la muerte varias veces, aunque se quebró costillas y piernas.
Vivió el Da Mihi Animas
Instaló un seminario y se quedó para construir la diócesis Durante su régimen, una parte del amplio territorio bajo su jurisdicción fue elevado al status de Prefectura Apostólica y otra al de Prelatura “nullius”. Con muchas dificultades logró instalar un seminario en su diócesis. Dos veces rehusó otra diócesis que era más grande pero que hubiera sido menos fatigosa para él.
En 1953 Pío XII designó al Obispo Ortiz como “Asistente al Trono Pontificio”. Su celo por las almas quedaba evidente en su lema, el mismo que el de la Congregación Salesiana, “Da mihi animas” (dadme almas). Murió después de una operación, el 1º de marzo de 1958 y fue sepultado en su Catedral. El Obispo Ortiz goza de una gran fama de santidad.