Todos los que integran la Comunidad Educativo Pastoral (CEP) de la Inspectoría Santa Rosa de Lima en su sede principal del distrito de Breña, participaron de una jornada de reflexión y de oración que ha consolidado los espíritus y ha permitido a la mayoría, reafirmarse en su personal compromiso de fe y de adhesión al Evangelio. Lo hicimos en el día en el anda del Señor de los Milagros realiza su segundo recorrido en la Ciudad de Lima.
Convocados por el P. Rafael Vildozo Murillo sdb, Director de la Casa Inspectorial, los casi 60 empleados de las diferentes Oficinas y Servicios Inspectoriales, se dieron cita en la Casa de Retiros de San José de Cluny en el distrito de Magdalena del Mar. Estaban representados los sectores de la Admininistración, Mantenimiento, Vinícola, Librería, Economato, Fundación Don Bosco y Proyectos Sociales, Editorial y la Productora Televisiva TVP. Los salesianos que laboran en estos sectores participaron igualmente, salvo aquellos cuyas responsabilidades los tienen fuera de Lima.
El P. Francisco Vaccarello sdb con su experiencia y rica sensibilidad ofreció dos momentos de reflexión que ayudaron a superar, en primer lugar, cualquier idea negativa o errada sobre quién es Dios desde la revelación de Jesús de Nazareth. Insistió sobre la necesidad de convertirnos al verdadero rostro de Dios que es siempre Padre y Misericordia, tal como lo ha revelado el Señor Jesús al mundo. Las Parábolas de la Misericordia halladas en el capítulo 15 del Evangelio de San Lucas fueron el punto de referencia obligado para todos.
En un segundo momento puso de relieve como el verdadero amor a Dios pasa por la disponibilidad cotidiana de ponerse al servicio del prójimo y de expresar con hechos el amor solidario y creativo que pide el Evangelio. La página del Buen Samaritano fue sin duda el pasaje bíblico que más caló en el ánimo de los participantes. Igual efecto produjo la escucha atenta y reflexiva del pasaje del Evangelio de Mateo sobre el Juicio Final.
El mandamiento del amor es, sin duda alguna, la radical novedad del Evangelio. Se trata de amar para ser como Dios es en sí mismo… por ello que la divinización pasa por nuestra personal transformación en el amor recto y puro con el que fuimos creados y redimidos.
Un posterior momento dio espacio a la reconciliación sacramental y acto seguido la Eucaristía que fue un momento de fiesta, de re-estrenada fraternidad y de renovada esperanza.
Estas iniciativas van robusteciendo el propio camino de fe y nos estimula a crecer en coherencia de vida y en disponibilidad para el servicio.