Los actos solidarios con las familias más humildes y pobres del país se realizan con mayor intensidad y sacrificio en estas semanas. Luego de que el gobierno decretara dos semanas más de aislamiento social obligatorio, los que menos tienen serán los más afectados; sin embargo, aún existen corazones generosos prestos a seguir apoyando, uno de ellos es el del Padre Rolando Ramos sdb, Párroco de la Parroquia San Juan Bosco de Chosica.
A sus 92 años, el p. Rolando no puede dejar de auxiliar a las familias de peruanos y venezolanos, de escasos recursos, que acuden a él en medio de la cuarentena con un llamado de auxilio. Su longevidad no es sinónimo de descanso, él está demostrando que a su edad aún se puede ser una persona activa, productiva, serena, con agilidad de movimiento y positiva hacia la vida.
Desde que inició la cuarentena, ayudado por algunos voluntarios, el padre ha organizado un equipo de emergencia para armar las “bolsas solidarias” con artículos de primera necesidad. Los barrios alejados han sido los primeros en recibir la ayuda: Don Bosco, Buenos Aires, Hueta, Pomaticla, Fiansón, Rayos del Sol, Moyopampa, Caminos de María, Julio c. Tello y María Auxiliadora son las poblaciones más pobres.
“Un ejemplo a imitar en medio de esta pandemia en el que el Salesiano de Don Bosco no puede permanecer tranquilo y en casa cuando la gente tiene hambre y donde los niños y los jóvenes necesitan de curas como el Padre Rolando”, comenta el p. Raúl Acuña, Director de la Fundación Don Bosco. El padre se encuentra sirviendo al Señor en medio de los pobres como siempre lo ha hecho. Sin miedo a ser contagiado, pero con la prudencia y la sabiduría de quien ha vivido muchos años.
El p. Rolando Ramos nació en Huancayo y creció entre agricultores y campesinos, lo que le dio una sensibilidad especial y se fue potenciando con su ser Salesiano en el pasar de los años. Hace dos años era considerado el “Director más longevo de la Congregación”, pero con una vitalidad de un gran huancaíno. Esa fuerza de misionero la ha llevado siempre consigo, aún en los años más terribles en que el Perú afrontó la crisis del terrorismo y conoció lo que es el sufrimiento.
“A la fecha, – nos cuenta Silvia Córdova, Trabajadora Social de la Parroquia Don Bosco – hemos repartido alimentos a 800 familias. Los niños son los que más sufren. Hemos atendido a todos, pero hemos constatado que más de la mitad son migrantes venezolanos, quienes sufren el impacto del deterioro económico porque tienen trabajos informales y viven del día”.
Con una disciplina férrea en lo principal: oraciones, alimentación y medicinas, el p. Rolando organiza personalmente la ayuda. “No sabemos de dónde saca tanta energía, le preguntamos cuál es su secreto y siempre responde: Cristo, solo Cristo…”, agrega.
“Pues unos dicen que ya soy viejo, y otros que estoy en el apogeo. Pero no es la edad que tengo, ni lo que la gente dice, sino lo que mi corazón siente y mi cerebro dicte”, escribía José Saramango, y en el P. Rolando estas palabras se cumplen a cabalidad.
Fuente: Agenzia Info Salesiana