Gracias a la fuerte alianza que “Salesian Missions”, con sede en New Rochelle, Estados Unidos, ha forjado con la ONG cristiana ‘Feed My Starving Children’, dedicada a ‘alimentar en cuerpo y espíritu a los niños hambrientos de Dios’, más de 9600 personas vulnerables de Perú han recibido un apoyo nutricional fundamental para sus vidas. En 2022, la Fundación Don Bosco reicibió un importante cargamento de arroz que, en los meses siguientes, se distribuyó a los más necesitados a través de diez programas civiles y religiosos que atienden a enfermos y ancianos, jóvenes en situación de riesgo y otros sectores socialmente desfavorecidos.
Entre las organizaciones que recibieron la donación se encuentran la Congregación de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados de Breña, que atiende a una población de quinientos ancianos pobres; la Congregación de las Hermanas de la Caridad, que acoge a cien jóvenes enfermos de cáncer terminal y otras enfermedades graves; el centro ‘Hermano Tomás Helm’, una guardería que educa a sesenta jóvenes en edad escolar; la ‘Acción Cívica con el Mando Conjunto de las Fuerzas Armadas’, que atiende las necesidades básicas de 4550 personas; y el ‘Hogar San Camilo’, que presta apoyo a unas 280 personas enfermas de VIH.
La donación de alimentos, a base de arroz, obtenida por ‘Salesian Missions’ tuvo efectos beneficiosos a varios niveles; por ejemplo, permitió estimular el espíritu comunitario, reducir las barreras de la desconfianza mutua y, aún más, renovar la esperanza y el vigor entre los voluntarios que ayudaron a distribuir la donación.
Sabina, limeña de veintiséis años, por ejemplo, contó su experiencia de repartir comidas en la zona más pobre y peligrosas del Callao, el puerto de Lima. En el Callao está el barrio de “Los Barracones”, conocido por la violencia de sus bandas criminales. Cuando Sabina llegó a ese barrio para distribuir paquetes de arroz fortificado, se dio cuenta de la escasa presencia policial en la comunidad y se imaginó un ambiente hostil y problemático para la distribución de alimentos a las familias.
En cambio, pronto tuvo que cambiar de idea: Sabina se sorprendió al ver lo acogedores y cálidas que eran las personas y las familias cuando les entregaban los alimentos. “Ir de puerta en puerta, ofrecer arroz, ser recibidos en las casas de las personas que recibían la ayuda e intercambiar algunas palabras amables fue una experiencia esperanzadora”, declaró.
Los voluntarios se mostraron agradecidos por esta experiencia y expresaron su gratitud a los Salesianos por darles la oportunidad de ser miembros activos en sus comunidades locales.
Según el Banco Mundial, Perú tiene altos niveles de desigualdad de ingresos y más de una cuarta parte de la población vive en la pobreza. Los niveles de pobreza son significativamente más altos en las zonas rurales, pero son sobre todo las zonas urbanas, en particular la metrópoli de Lima, las que se enfrentan a la desigualdad. La pobreza en el país se ve agravada por la escasez de tierras agrícolas productivas y la falta de cualificación profesional de las mujeres que se incorporan a la población activa, así como por la falta de vivienda, nutrición y educación adecuadas.