Esta mañana, martes 17 de mayo, a las 4.30 a.m., en el Cusco, falleció nuestro hermano salesiano coadjutor José Gabriel Farfán Zúñiga. Él se encontraba internado en el Hospital del Seguro debido a un penoso accidente automovilístico ocurrido hace unas semanas camino al Cusco.
Nuestro querido coadjutor de 85 años seguía trabajando como catequista en la parroquia María Auxiliadora de Quebrada Honda, su labor lo realizaba con la misma intensidad de un joven y es por ello que era muy valorado y querido por todos los que lo conocieron.
Estamos persuadidos que conducido por María Auxiliadora, de quien fue ferviente devoto, se encuentra ya gozando del Reino de Dios.
El funeral se realizará mañana miércoles 18 en la ciudad del Cusco.
Datos Biográficos
Nació en Suyo, distrito de Lares, provincia de Calca, departamento del Cusco, el 24 de marzo de 1926. Fue hijo de Gumercindo Farfán Delgado y de Juliana Zúñiga Santa Cruz.
Fue bautizado en la capilla de Hualla el 6 de junio de 1926.Confirmado en la capilla de Suyo, parroquia de Lares, el 24 de marzo de 1953.
Datos de Formación:
Prenoviciado: Magdalena del Mar, el año 1978-1979.
Noviciado: Ríonegro (Colombia), desde enero de 1980 hasta el 24 de enero de 1981.
Tirocinio: Yucay (1981); 1982-1983 (Quebrada Honda).
Primera Profesión: 24-1-1981 (Ríonegro)
Profesión perpetua: 31-1-1984 (Lima)
Residencia en comunidades:
1984: Quebrada Honda (Catequista parroquia)
1985-1987: Lares (Catequista parroquia)
1988-1989: Yucay (Catequista parroquia)
1990-2001: Calca (Catequista parroquia)
2009-2011: Monte Salvado
De Don José Gabriel vamos a echar de menos su sencillez y fervor religioso. Un hombre verdaderamente amable, trabajador como nos enseñó Don Bosco, responsable y servicial. Un hermano cercano, alegre, noble y leal. Sintió el llamado del Señor en edad ya madura y con gran humildad y una gran capacidad de adaptación recorrió el camino de la formación inicial hasta convertirse en un religioso ejemplar y en un verdadero misionero. Conocedor del quechua, supo invertir los mejores años de su vida para visitar y catequizar, incansablemente, las diversas comunidades campesinas que conforman el Valle Sagrado de los Incas. De aquellas gentes, don José Gabriel nos ha enseñado a amar a Dios y a la Virgen María con singular ternura y confianza y, a amar la tierra y los seres que la habitan. Su empeñoso corazón ha dejado de latir en esta tierra pero ahora late desde el mismo corazón de Cristo.
¡Descanse en paz!