San Juan Bosco es un referente en la actualidad para los jóvenes y educadores por su mensaje de cercanía y su carisma, que pone siempre a la persona en el centro para extraer lo mejor de cada uno a través de la educación. En el Año del Bicentenario de su nacimiento, el “Padre y Maestro de la Juventud”, como nombró en 1989 San Juan Pablo II al fundador de los Salesianos, nos acerca a su figura con el mensaje del Aguinaldo del Rector Mayor: “Con los jóvenes y para los jóvenes”.
El sueño que tuvo a los 9 años marcó su vocación y fue el inicio de la realidad salesiana que hay hoy en el mundo: “He aquí tu campo, he aquí donde tienes que trabajar. Hazte humilde, fuerte, robusto; y cuanto veas que ocurre ahora con estos animales feroces lo deberás hacer tú con mis hijos”, le dijo una mujer inmaculada. “Volví entonces la mirada y, en vez de animales feroces, aparecieron otros tantos mansos corderos que, saltando y balando, corrían todos alrededor como si festejaran al hombre aquel y a la señora”, narró después Don Bosco.
Años después, su espíritu misionero también tuvo su sueño: “Tira una línea desde Pekín a Santiago, haz centro en el corazón de África y tendrás una idea exacta de cuánto deben hacer los salesianos…” que se hoy se ha traducido en más de 15.500 salesianos en 133 países del mundo repartidos en casi 2.000 presencias y que atienden a millones de personas cada día, especialmente en el ámbito de la educación y sobre todo a los más débiles, desfavorecidos y vulnerables.
“Don Bosco es aquél que como padre y maestro de la juventud es un signo de la Providencia de Dios inspirando todo buen propósito ayer, hoy y mañana, en un camino que pasa de la admiración a la imitación, sostuvo el Rector Mayor.
“No con golpes, sino con amor” fue su filosofía de enseñanza. Ésa que nació un Día de la Inmaculada de 1841 cuando al joven Bartolomé Garelli le preguntó si sabía silbar y se lo ganó para siempre con un ave maría. Ahí empezó todo, porque Don Bosco fue mucho más que un sacerdote que fundó una congregación: trabajó en multitud de oficios, escribió una treintena de libros y miles de cartas y fue el primero en defender los derechos de los niños, de los trabajadores y de las personas desde la perspectiva cristiana.
Su método se convirtió en pedagogía y ésta dio lugar al Sistema Preventivo, un modelo de enseñanza revolucionario en la época, de plena actualidad por sus resultados y aplicado, por este motivo, a numerosos ámbitos al margen de los Salesianos.
La enseñanza de Don Bosco consistía en desarrollar el sentido de la responsabilidad, en suprimir la desobediencia, en saber apreciar los esfuerzos de los chicos y en una gran amistad. En 1877 escribía: “No recuerdo haber empleado nunca un castigo propiamente dicho. Por la gracia de Dios, siempre he podido conseguir que los niños observen no sólo las reglas, sino incluso mis menores deseos”.
Fuente: Misiones Salesianas