En una emotiva ceremonia y ante una multitud de fieles, la primera casa salesiana del Perú, el Rímac, celebró la Eucaristía en honor a María Auxiliadora, en el Templo del Oratorio Salesiano San Juan Bosco.
En esta oportunidad, se contó con la grata presencia del Monseñor Raúl Biord Castillo, Salesiano de Don Bosco, Obispo de La Guaria, Venezuela, y segundo vicepresidente de la Conferencia Episcopal Venezolana. Con mucho afecto y cariño Mons. Raúl presidió la celebración. Acompañaron, también, este momento, los jóvenes oratorianos, grupo de catequistas de iniciación cristiana de niños y jóvenes, grupos de la Familia Salesiana: Salesianos Cooperadores y Asociación de María Auxiliadora. Los antiguos oratorios que, con mucho aprecio y amor a la Auxiliadora, regresan al lugar que los vio crecer y, finalmente, toda la feligresía. Después de 3 años, nuestra madre Auxiliadora recorrió las calles del distrito rímense.
Antes de iniciar la fiesta, tomó la palabra el P. Ángel Carbajal, director de la comunidad salesiana, quien con alegría manifestó que “hemos llegado a este día de fiesta, aquí en el Rímac, para celebrar a nuestra madre, la Virgen Auxiliadora, la reina de nuestro corazón. Por eso, en este día especial, nos ha regalado la presencia del P. Raúl, quien llega desde Venezuela para celebrar a María. Él ha querido venir a esta casa, la primera del Perú. Lo recibimos con mucho cariño”, expresó.
Durante la homilía, Mons. Raúl saludó a toda la feligresía y felicitó su presencia. “Es una bella sorpresa poder celebrar con ustedes a María Auxiliadora. Para todos los salesianos, María Auxiliadora tiene una presencia especial. Es la mamá que siempre cuida de nosotros. Y hacerlo en esta primera casa salesiana del Perú, me pone más contento aún”.
En otro momento, reflexionó sobre lo importante que es salir al encuentro de los demás. ¡No nos quedemos encerrados! ¡No nos quedemos dormidos! Los grupos de la Familia Salesiana deben estar en salida. Así es la Iglesia, debemos estar anunciando siempre la Palabra.
Finalmente, antes de culminar, hizo hincapié en la importancia de la figura materna en nuestras vidas y en la vida de Don Bosco, de quien heredamos el gran amor a la Auxiliadora. “Cuando Don Bosco inició el oratorio, María Auxiliadora no era su Virgen favorita, sino más bien la Inmaculada. Él trabajó mucho por la Inmaculada. Sin embargo, viendo la cruda realidad que rodeaba a los jóvenes y los tiempos difíciles decidió acudir a la Auxiliadora, la madre de los tiempos difíciles”
Posteriormente, luego de la misa, cargada en hombros, nuestra Auxiliadora recorrió las calles del distrito bajopontino, derramando su bendición.
¡Que Dios bendiga esta comunidad!